lunes, 19 de septiembre de 2011

C.D. TALARRUBIAS - C.D. ESPARRAGOSA DE LARES. LA VICTORIA ESTABA AHÍ.

En la segunda jornada del campeonato llegó el primer derbi de la temporada. Derbi madrugador, como ha venido sucediendo recientemente, y derbi, ahora sí, con sabor blanquinegro y que por fin rompe esa especie de maldición que le venía acosando en sus últimos partidos contra el equipo esparragosento.

Con gran entrada de público, mucho esparragosento, como es habitual en estos partidos frente a nuestros vecinos, Juan presentó el siguiente equipo: Pedro Luis; David (Carlos, min 77 ), Juli, Charli, Miguel; Samuel (Blas, min 65), Fidel, Francisco, Edu (Cristian, min 54); Manuel y Kike (Rafa, min 85). También estuvo en el banquillo Sergi como portero reserva.
Goles: 0-1 Julio, min 6; 1-1 Manuel, min 11; 2-1 Kike, min 19; 2-2 Pedro, min 42; 3-2 Kike, min 48; 3-3 Pedro, min 57; 4-3 Miguel, min 66; 5-3 Francisco, min 75; 6-3 Charli, de penalti, min 83.


En esencia el partido tuvo mucho de lo que ha llevado al C.D. Talarrubias a no alcanzar el objetivo supremo de la victoria en el derbi: despistes, sucesión de goles y alternativas en el marcador, y lo de siempre en el equipo esparragosento y nuestro en la delantera, pegada de mula ellos y adelanto de las ferias, con sus escopetas y todo, nosotros.


Cuando el partido aún trataba de definirse sucedió la primera parte del guión establecido. Balón a la banda izquierda del C.D. Esparragosa, exceso de contemplación local, balón largo de Julio para explotar una de sus virtudes, indecisión entre centrales y Pedro Luís y gol, tocando con la puntera, que se cuela mansamente en la portería del C.D. Talarrubias. Algarabía brutal en las gradas por parte de la afición rival y el extraño (o no tanto) deja vù que sobrevolaba el municipal de Talarrubias.
A raíz de verse por debajo en el marcador, el C.D. Talarrubias no se movió ni un ápice del guión establecido y, si acaso varió algo de su planteamiento, había que buscarlo en el terreno de la motivación. Como una gota malaya, como una abnegada hormiga que sabe que le toca remar cuesta arriba, comenzó a tejer su fútbol. El planteamiento exploró las virtudes del equipo local, con la velocidad y movilidad arriba como mejor arma, y comenzó a divisar las costuras de la defensa visitante, rígida y que tuerce el gesto ante el fútbol de transiciones rápidas y balones a las espaldas y al hueco.
Francisco Manuel, en lo que pudo ser uno de los goles de la temporada, puso un balón templadito desde 40 metros por encima del portero visitante tras un rechace que se reventó en el larguero y quedó muerto dentro del área para que Edu, que recogía el rechace, hiciera un remake de lo que había pasado y le mostrara a quien hubiera pestañeado en la acción anterior donde pegó el balón. Esta vez no hubo rechace favorable y el larguero escupió el balón a saque de meta. Dos largueros contra un gol. De momento el fútbol son goles.
Quien sí encontró el premio al apretón de dientes del C.D. Talarrubias fue Manuel, a la salida de un córner que no es atajado por el portero local, que mete el pie a escasos metros de la portería y pone la igualada en el marcador. Manuel se aprovecha de la coyuntura, pero había que estar ahí. No tuvo suerte el guardameta visitante, que en otros derbis había salvado a su equipo de algún que otro gol "cantado".
Tras el empate el C.D. Talarrubias siguió hurgando en la herida de las debilidades del equipo celeste. Así, tras varias llegadas al área, un balón filtrado a Kike en un robo de balón en la línea de medios visitante coloca al de la calle La Charca sólo ante el peligro y éste, con frialdad y seguridad, coloca el balón con el interior a un lado del portero. Se había remontado, pero quedaba más.
Y quedaba más porque el C.D. Talarrubias seguía dando alguna pequeña muestra de debilidad atrás a pesar de haber subido algún peldaño su rigor táctico y defensivo. El motivo de los contados apuros atrás bien pudo estar en algo a lo que es más complicado combatir: el equipo de Esparragosa de Lares tiene dinamita arriba y un pasador, Fran Cabanillas, que marca la diferencia en la zona ancha del terreno de juego.

El empate llegó en uno de esos picos (negativos) de concentración que de vez en cuando nos atacan. En un balón dentro del área no encontramos la manera ni la contundencia de despejar el balón de forma definitiva. Así, el balón tardó poco en estar dentro de nuestra área, esta vez en forma de perfecto centro medido desde el ataque esparragosento que Pedro, en la posición del nueve de toda la vida, deposita con extremada habilidad en el palo largo de perfecto cabezazo. Empate a dos y, de nuevo, los fantasmas asomaban en el horizonte.
En el segundo tiempo el partido siguió por los mismo derroteros, con la excepción de quién se iba a poner ahora por delante en el marcador. Al contrario que en la primera parte, iba a ser el C.D. Talarrubias. A los pocos minutos del arranque, Manuel conduce un balón dentro del área escorándose hacia zona de nadie. La jugada estaba muerta en sus botas, así que decidió pasar el balón atrás a Miguel, ayer lateral izquierdo, y éste puso el balón al corazón del área donde lo recogió Kike, que sorteó a un defensa local en su indefendible virtud de la arrancada desde la estaticidad y con tranquilidad y sangre fría bate al C.D. Esparragosa. Tres a dos. Pero había más.
Y lo había porque, a pesar de que el partido, ya sí, estaba más controlado y el C.D. Talarrubias había alcanzado un rigor táctico que posicionalmente al partido le iba que ni pintado, muchas veces un suceso echa al traste el trebajo previo. Una acción aislada provoca el empate a tres del conjunto visitante en una jugada algo embarullada que tuvo de todo, falta incluída a Pedro Luis pues le hurtan un balón de la manos con una patada, que cae en los pies de Pedro para que el goleador, que sigue dando guerra, ponga de nuevo las tablas en el marcador.
Sin embargo, existen momentos en los que hay que mirar a esa fulana que es la suerte a la cara y decirle cuatro cosas, sobre todo cuando uno, ya sí, no merecía el castigo de tener la espada de Damocles sobre la cabeza. Y así fue.

El C.D. Esparragosa ya no inquietó más y varió algo su táctica. El equipo visitante optó por acularse atrás y el Talarrubias, aunque con las dificultades de la falta de huecos, comenzó a embestir a la defensa esparragosenta y, sobre todo, al sino de los partidos recientes. La victoria ahora no se escaparía.

El cuarto gol local llegaría en una falta que es golpeada por Miguel con poca fuerza pero máxima colocación. El portero visitante, que perdió unas centésimas preciosas en debatir si iba o no a por el balón, sólo pudo seguir, a pocos centímetros pues había decidido ir a por el balón, la trayectoria que dibujó el esférico para alojarse por la escuadra en su portería. Con el 4-3 el partido entraba ya, directamente, en el terreno del espectáculo para el público y el quebradero de cabeza para el entrenador.
El C.D. Talarrubias, que ya se conoce la historia (en este mismo partido tuvo varios ejemplos), no dudó en seguir yendo a por el rival, quizá sabedor de que quienes olvidan el pasado están condenados a repetirlo. Cerró las vías atacantes visitantes, recurrió a la falta táctica cuando tocaba y los momentos de contemplación quedaron aparcados. El partido, una vez extirpados los principales motivos de la derrotas en los derbis, ya sólo tenía un color. Pero había que cerrar el partido y ponerle el candado.

Y la llave, que no estaba de matarile, la encontró Francisco Manuel al conectar un disparo desde fuera del área que se alojó en la portería rival. El portero no estuvo muy acertado, pero quizá se encontró el balón de repente, pues había mucho jugador en medio, y se le escapó para que Pielero hiciera gol después de mucho tiempo sin catar ese placer. Este quinto gol supuso la bajada de brazos del C.D. Esparragosa, que ya demandaba aire o el final del partido, y trajo la tranquilidad a la parroquia local.

Los locales siguieron a lo suyo. Presionaron, robaron, lanzaron arriba y merodearon el área visitante. Pero el partido, una vez entregada la cuchara por parte del Esparragosa, se movía ya en la cuesta abajo que supone que un rival haya capitulado y el otro, quizá por el intenso ejercicio mental que le había supuesto el revivir en un sólo partido la historia reciente de los derbis, bajó el pistón.

Sólo buscaron agitar el avispero, lógicamente, los cambios del C.D. Talarrubias. Así, Cristian se movió entre líneas y buscó asociarse desde la mediapunta para proyectarse arriba. También, cosas de que la banda derecha se renovó por completo con Carlos y Blas, este costado se convirtió en la principal vía de agua de los visitantes en el tramo final del partido. Tanto fue así que el gol que culminaría el set (6 goles) vendría provocado por una internada en el área esparragosenta de Blas tras una pared que es detenida, no sin cierta aparatosidad, por un defensor, decretándose el consiguiente penalti. La pena máxima fue lanzada por Charli con seguridad , a la izquierda del portero, y ponía el colofón al partido.
Desde el sexto gol hasta el final del partido, no hubo ciertamente nada noticiable. El partido se desangró para deparar la victoria del C.D. Talarrubias, un equipo que hoy, a pesar de haber caído en viejos errores en algún que otro momento, tuvo los arrestos de sobreponerse a sus fantasmas y ahuyentarlos.


Porque, a pesar de la retahíla de derbis de infausto recuerdo para los locales, la victoria estaba ahí, más cerca de lo que creían

NOTA DEL ADMINISTRADOR: Mañana por la tarde, si no hay problemas de última hora, pondremos los vídeos de las jugadas más significativas del partido, y el audio del programa de radio Siberia Deportiva de Onda Cero.

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