GOLPE DE AUTORIDAD EN LAS VEGAS ALTAS.

En tarde fría, con amenaza de lluvia, que por suerte no se produjo salvo una ligera nieblina unos instantes poco antes del comienzo, Juan y Mariano presentaron el siguiente equipo: Pedro Luis; Parra, Juli, Charli, Simón (Vicente, min. 75); Samuel (David, min. 83), Francisco Pielero, Blas, Edu; Manuel (Rafa min. 65) y Miguel (Cristian). También estuvo Sergi, como portero suplente. 

Goles: 0-1, min. 14 Miguel; 0-2 min. 33 Samuel.

Se presentaba el partido como una piedra de toque para calibrar las verdaderas opciones del equipo en esta temporada porque suponía, una vez comenzada la etapa reina del campeonato, la verdadera vara de medir al equipo en envites ante los primeros clasificados de la liga. Y fue en Rena, ante el equipo con el que compartíamos el liderato, donde el equipo realizó un partido de esos que sirven si no para ganar ligas pues queda mucho, sí para que se percatara de la certeza de que al menos se está a un nivel competitivo que le puede llevar a ganar a cualquiera.

Con la ausencia de Fidel en el medio del campo y con algún que otro retoque táctico como el de Miguel en la punta de ataque, el Talarrubias realizó un despliegue sobre el campo de Rena en el que los alardes, aparte de por la dificutad de la rapidez del campo y su irregularidad, estuvieron en un segundo plano.

No hizo concesiones el C.D. Talarrubias. Con este matiz, áspero y sobre todo escueto se puede resumir el partido y, a partir de él, se pueden comenzar a ir sacando más conclusiones. La defensa estuvo segura, el centro del campo interpretó a la perfección lo que requería el partido y la delantera hizo lo que había que hacer: golpear cuando llegara la ocasión.

En el otro lado del ring (futbolístico) estaba Rena. Este equipo presenta ya una clara personalidad y un estilo bastante marcado desde hace años. Jugadores dinámicos, competitivos y un fútbol directo marcado por una acusada verticalidad que reducía el juego a tres toques para llegar a portería (no siempre era balón en largo). También Rena se afanó en otra de sus virtudes como son las segundas jugadas. En esta ocasión el entramado defensivo del C.D. Talarrubias funcionó a la perfección y no concedió ni una ocasión más allá de la incertidumbre de ver un balón aéreo merodeando el area de los blanquinegros.

Por ponerle un protagonista al partido y una cara a la victoria (todos estuvieron de diez), podríamos hablar de Miguel como el artífice mayor. Como detractor que soy de la idea de ubicar a Miguel en zonas calientes (defensa y ataque) por su especial tendencia a entrar en guerras que poco aportan, he de decir que ayer su ubicación en todo el frente del ataque fue un pleno acierto. Con nuestro equipo posicionado en zonas más parapetadas atrás nuestro ayer delantero encontró ayer un hábitat más acorde a sus virtudes como jugador: los espacios.

Y fue así como una jugada hilvanada en pocos toques hace que Simón cruce un balón por el medio del campo hasta la banda derecha para que Samuel (otro de los destacados el domingo) penetre en el área en zonas de peligro inminente. La jugada se embarulló algo pues se llegó a un punto en el cual los defensas habían llegado a sus zonas de retaguardia. Samuel optó por lo que no siempre es una error como es el jugar hacia atrás y allí Miguel colocó el balón con suficiencia dentro de las mallas locales. El 0-1 alejó viejos fantasmas que desde siempre nos habían acuciado y dejó claro que el equipo estaba, ya sí, preparado para asaltar un difícil campo y, además, el campeonato.

El partido siguió en la primera parte un guión más o menos similar. Talarrubias dominaba tácticamente el partido con un gran posicionamiento y Rena, cosas de jugar en casa, se afanaba en atacar con cierta ansiedad y escasa precisión. Cada salida del Talarrubias atisbaba algo pues auténticos latifundios se establecieron entre la última linea defensiva de los locales y su marco.

Y fue así cuando Miguel emergió en una de esas jugadas que llevan sello y denominación de origen. Fue lo de siempre y que nunca nos cansamos de ver. Balón que se tira Miguel a la banda y acto seguido comienza su carrera. Tiene esta jugada la particularidad de que cuando nuestro jugador comienza a correr no parece que vaya excesivamente veloz, cosas de una zancada amplia con poca cadencia, pero el caso es que los defensores, casi siempre, comienzan a quedarse rezagados a lo largo de transcurrir de la jugada. También precisaremos que da la sensación de que si cualquier jugador se colgara de él igual la jugada seguiría con las mismas consecuencias. Alcanzado el Ecuador de la acción, el público ya sí nos damos cuenta de que Miguel va rápido y que alcanzará, como dicen los cánones, la linea de fondo. Acto seguido viene lo más difícil: el centro. Y podemos suponer que un jugador rápido tiende a errar en la parte más técnica de la jugada como es el momento en el que hay que levantar la cabeza, templar el balón y colocarlo a un compañero que viene en carrera. Ésto no sucede con Miguel y así lo demostró mandándole una carta de amor a Samuel, devolviéndole la de antes quizá, y nuestro extremo aloja el balón en las redes con un sutil toque a escasos metros de la portería. 0-2. Ventaja considerable y el equipo comenzaría desde ese momento un descenso hasta el final del partido.

La segunda parte trajo consigo un equipo local con una marcha más en su juego. Era lo lógico y lo que le demandaba el partido al equipo que va detrás. Rena redobló esfuerzos y agudizó aún más su estilo futbolístico dando un paso adelante que colocó a nuestros jugadores en el balcón del área.

Que un equipo defienda con el precipicio detrás suya no suele ser buena idea, pero en fútbol puede ser una buena solución si se le confiere al estilo unas buenas dosis tácticas en forma de ayudas constantes por parte del medio del campo y coberturas en los intentos de penetraciones por banda. En definitiva, un equipo solidario con el compañero. Así se planteó la cosa y Talarrubias no pasó más apuros  que el runrún que todo balón provoca por su presencia en el espacio aéreo.

La segunda parte trajo consigo el momento, decíamos, del centro del campo en su labor más puramente defensiva y de efectividad táctica. Manuel, tantas veces con esa pizca de abuso de balón como de entrega máxima, fue el primer parapeto de las acometidas locales. Nuestro mediapunta (todocampista más bien para mi gusto) viene a ser lo que en términos futbolísticos es una mosca cojonera. Choca, salta de cabeza, rebaña balones, ayuda en defensa y se proyecta arriba. Más allá de determinados partidos en los que muestra picos ascendentes en su juego refrendados con goles, la labor de Manuel es oscura e importante como pocas. Muchos partidos de 7 u 8 adornan su labor. Justo lo que se le debe demandar a un jugador en esa posición.

El partido en su segunda parte ya ha quedado explicado más arriba. Nuestra defensa no se anduvo con contemplaciones en la zona de atrás cuando el dejar concesiones al fútbol de toque podía traer problemas y Blas (ojo con Blas que a poco que le diera un puntito más a su físico hablaríamos de un (más) gran centrocampista) y Francisco Manuel interpretaron bien su rol de reguladores del tráfico y de enlace entre la defensa y la delantera.

El partido tuvo la presencia de Rafa, que desahogó en el centro del campo y al que alguna milésima más de observar la jugada ( qué fácil se ve el fútbol desde fuera en un campo irregular y rápido por la llovizna), pues conocida es su visión de juego, le hubiera servido para filtrar algún balón al hueco franco para los delanteros. David compareció, al igual que Cristian, para aportar aire al equipo. Incluso al primero de ellos le cayó un balón franco que bien pudo haber significado el tercer gol. Y es que el encuentro tuvo muchos minutos con los locales caminado por el alambre pues cualquier balón a su espalda hubiera sido mortal de necesidad. Pero no hicieron falta más goles.

Con el pitido final y el buen sabor de boca llegan las interpretaciones y cábalas para el futuro. El equipo está más maduro que otras temporadas y presenta una seguridad en su juego bastante buena. Sin embargo, porque peros hay que poner, da la sensación de que jugar por debajo del 90% de posibilidades puede traer problemas y algún disgusto.

Al máximo podemos ganar a cualquiera. Por debajo de aquí podemos perder, y a Valdecaballeros me remito, contra cualquiera.